SINOPSIS

SINOPSIS

Ángel, Mario y Miguel son tres jóvenes veinteañeros que buscan vías de escape a la realidad que se les presenta diariamente en la ciudad de Alicante (España). Un trabajo como drag queen en un local de ambiente, los excesos con el alcohol o la infidelidad pactada en una pareja poco convencional, junto a las salidas nocturnas y el uso de las redes sociales, constituyen algunas de las herramientas de evasión de los tres protagonistas.


Lee aquí el primer capítulo.



domingo, 28 de abril de 2013



El viernes 26 asistí a la presentación del libro “Els invisibles” de Isabel Clara-Simó en la Librería 80 Mundos (Alicante). Se trataba del primer acto de esta índole al que acudía y reconozco que fui ilusionado. Por un lado, tendría la oportunidad de escuchar la voz de la segunda autora de quien más libros he leído (el primer puesto lo ocupa Lucía Etxebarria). Por otro lado, tenía cierta curiosidad por comprobar qué suponía la presentación de un libro, pues no podía dejar de fantasear con la idea de ser yo mismo quien presentaría su obra ante curiosos y extraños en una librería en algún momento dado en el futuro.

Tras la introducción que hizo el Rector de la Universidad de Alicante (UA) —bastante aburrida, por cierto, pues se limitó a enumerar la obra de Isabel C.S. cual Wikipedia parlante— y de una muy interesante reseña, capítulo por capítulo, por parte de Mª Angels Francés, vicedecana de Cultura de la Facultad de Letras de la UA, fue el turno de una cercana Isabel, que nos deleitó con su buen humor a la par que con sus profundas reflexiones sobre el mundo cultural contemporáneo.

Acto seguido, tuvo lugar la firma de libros. Cuando me encontraba frente a la escritora alcoyana, Miquel, un amigo que me acompañaba, sentenció sin titubeos “Él también ha escrito un libro”. Me pilló totalmente por sorpresa. Humildemente, añadí que lo había autopublicado en Internet. Con cierta pesadumbre, Isabel C.S. me aconsejó tener paciencia y me hizo obligarme a no tener tanta prisa por publicar la próxima vez.

Quizá estuviera en lo cierto. O quizá no. Hasta el momento, no he recibido ni una sola oferta en firme por parte de ninguna editorial a la que he mandado mi manuscrito. Posiblemente no la reciba jamás, al menos para esta obra. No obstante, me consta que varias personas han adquirido ya mi novela a través del portal Amazon.es y que la han leído gustosamente, que es al fin y al cabo el principal objetivo que persigo.

De todos modos, considero que ninguna editorial en su sano juicio debería echarse atrás a la hora de publicar una obra si ésta es buena, por el mero hecho de que haya sido autopublicada con anterioridad. O al menos albergo esa esperanza. No me gustaría constituir otro ejemplo de "Los invisibles".

To be continued


sábado, 27 de abril de 2013



Comparto con vosotros un par de críticas que me han hecho llegar dos lectores de la novela #Agregados a la otra realidad. Es de agradecer que las páginas que escribí con tanta ilusión vayan llegando poco al poco al lector, que es quien realmente pone el "The End" a toda novela.

David Silvestre Valor ha escrito su primera novela y puedo asegurar que es una novela entretenida y que gusta. El estilo literario de David Silvestre es fresco y tiene una técnica bien depurada. La historia trata de tres amigos jóvenes gays y que residen en Alicante. Muestra historias de amor y amistad y, en definitiva, como se desenvuelven los personajes en sus vidas intentado buscar su sitio en este mundo mientras siguen agregados a la otra realidad. Si además vives en la zona, te gustara reconocer ciertos locales o personajes que se presentan en esta novela.
Sin duda alguna tengo que recomendarla por lo que he disfrutado en la lectura y por lo identificado que me siento. Gracias David por este regalo y al resto... Enjoy it!” (Miky Soi, Facebook)

Me ha gustado mucho la novela. Cada personaje es distinto. Con unos te ríes, otros te hacen pensar sobre el trabajo, la pareja, la amistad y el sexo. He aprendido cosas nuevas y me he divertido mucho. Lo recomiendo, aborda todos los aspectos de la vida de los jóvenes gays entre 20 y 30 años y sus metas, emociones y experiencias en la vida. Vale la pena, buen libro para reírte y para reflexionar. Muy completo y entretenido.” (Tommy007, Amazon.es)


lunes, 22 de abril de 2013

La otra realidad

Escucho el suave mecer de las olas a escasos metros de distancia. Un rayo de sol consigue atravesar furtivamente el cielo opaco pero apenas percibo su tibio calor. La brisa acaricia mi cuerpo y los granos de arena avanzan sigilosamente sobre mi piel. Mientras yazgo en el suelo, mi mirada perdida en la inmensidad azulada busca inútilmente un resquicio de tu presencia y, rendida, mi conciencia se deja llevar. Si el fin de nuestros días se corresponde con un estado de eterna paz con el entorno, creo que estoy listo para marchar.

Cuando más me uno al mar, más me olvido de mí mismo. Pertenezco más al vacío, a la nada, y menos sentido cobra la imagen que tengo de mí mismo y aquella que percibo que proyecto en los demás. Sé que nada de todo esto importa pues nada podrá detener el fuerte oleaje rompiendo sus aguas frente a mí. Deseo estar más cerca de la verdad, arrancar con las yemas de mis dedos esa gran masa de fluidos salados cual adhesivo y ver qué esconden sus profundidades.


Te he echado tanto de menos. Cada atardecer, y deambulando en solitario al borde del litoral mediterráneo, he intentado con todas mis fuerzas zarpar y recorrer mentalmente los kilómetros que nos separaban para sentirte próximo. Pero reconozco que no han sido pocas las ocasiones en las que me ha invadido un fuerte sentimiento de soledad e impotencia y me ha resultado imposible evitar naufragar preso de pensamientos en los que tu voz, tu rostro o tu mirada se aparecían vagamente, a la vez que distorsionados, desvaneciéndose hasta ser imperceptibles y, acto seguido, era yo mismo a quien veía desaparecer una y otra vez. Fantasear con esta idea, insensata quizás, parecía la salida más sencilla. Día tras día.

Hasta ayer. Por fin regresaste a casa, al hogar, a nuestro castillo del amor como ambos lo llamamos cariñosamente en la intimidad. Una larga estancia en el lejano continente asiático, al que te trasladaste para dirigir un estudio de prospección de mercados y estrategia comercial para la multinacional en la que trabajas, nos mantuvo alejados durante varios meses.
No más llamadas internacionales de brevísima duración a horas intempestivas. No más mensajes de texto con esos ridículos 160 caracteres que exprimíamos al máximo sin conseguir despertar en el otro el efecto esperado. No más correos electrónicos artificiosos y carentes de emoción espontánea. En suma, no más “te quiero” virtuales.

Tras una larga noche, amplia y mutuamente aprovechada, decidimos levantarnos temprano. Un rápido desayuno. Ropa cómoda. Ni rastro de tu traje y corbata. Bajamos a la playa. Tan solo un par de bloques de apartamentos nos separaban de aquel escenario de ensueño.

Iniciado el paseo marítimo no hizo falta mencionar nada. No era momento de verbalizar ni de aludir al pasado. Quizás en otra ocasión. Atrás habíamos dejado nuestros respectivos trabajos, la hipoteca, las redes sociales o el smartphone. Todo resulta tan sencillo si dos personas así lo quieren. El protagonista indiscutible era nuestro presente y éste se manifestaba exclusivamente en la coexistencia de un par de enamorados paseando descalzos junto a la orilla del mar. El ahora nos revelaba un precioso amanecer. Me sonreíste. Y saludaste al sol. Sé que te sabe mucho mejor que despedirle.


Quédate conmigo. Ya no necesito huir a otra existencia, ni albergo el más mínimo deseo de vivir a través de eternas ensoñaciones. Me quedo con nuestra realidad. La que hemos construido juntos. Quizás sea “la otra realidad”. Ésa que no nos muestran los medios de comunicación – últimamente tan preocupados por una pariente recién aparecida en escena de la cual desconocen su grado de consanguinidad pero cuyos cambios de humor les suponen un alto riesgo o por esa sobrecogedora presión ejercida por unos seres pseudo-alienígenas a los que nadie ha visto en persona pero que responden al temido nombre de “mercados” – y que siempre ha estado ahí. Sólo nos pide que queramos verla.

La nuestra no es una “relación escaparate” ante la sociedad, más bien todo lo contrario. Secretamente mantenemos viva nuestra particular llama amorosa, escribiendo conjuntamente el guión de nuestras vidas paralelas. Con gran recelo conservo nuestro preciado tesoro, bien por miedo a ser juzgado, bien por temor a que me fueras arrebatado por un alma desalmada o simplemente por evitar suscitar envidias a nuestro alrededor – ¿por qué resulta tan difícil alegrarse por el bien ajeno?

En cada paseo marítimo obviamente tú también eres partícipe, querida playa, nuestra playa. Tus aguas son testigo directo y claro reflejo de nuestras vivencias, cómplices espectadoras de nuestro querer. Tu fiel compañía me ayudó a refugiarme, a escapar, a sentir cerca y lejos el latir de mi ser amado, a caminar en su ausencia.


De nuevo escucho el suave mecer de las olas a escasos metros de distancia. La brisa acaricia mi cuerpo. Ahora él agarra mi mano. Y mi mente descansa serena.

Te quiero, Miguel

(Artículo publicado en AllegraMag)

viernes, 19 de abril de 2013

¿Amigos para siempre?

Me llama la atención que las personas rompan con sus respectivas parejas de manera tajante y absoluta, y no suceda igual con las relaciones amistosas, al menos generalmente, convirtiéndose algunas de ellas en auténticas momias de museo arqueológico, fuertemente desgastadas por el paso del tiempo.

En las primeras, unas veces de manera amistosa y meditada, otras de forma brusca y quizás inesperada e indeseada por uno de los miembros de la pareja, el vínculo establecido entre dos personas, que presumiblemente se quisieron en algún momento, se quiebra y los componentes son inmediatamente liberados de un proyecto que no funcionaba. “Single” de nuevo, los dos.
Esta no suele ser la dinámica en el caso de las relaciones amistosas. Puede que se deba a que son menos exigentes y a que no se les dé el mismo grado de importancia que a una relación amorosa, precisamente porque esta segunda sólo puede darse, en principio, con una única persona exclusivamente.

En ocasiones notamos que alguien de nuestro círculo más cercano nos aporta más negatividad que buenas vibraciones. “No sé por qué lo aguanto a veces. Si fuera mi pareja, lo habría mandado a tomar viento hace años”. ¿Qué nos frena a hacer lo mismo?
 Seguramente el término “amigo” esté altamente prostituido. A ello contribuye, en la actualidad, la trivialización del mismo en redes sociales, donde uno puede contar tranquilamente con un millar de amistades. No hay por qué alarmarse: mientras no se alcance la cifra tope de cinco mil “amigos”, nuestro perfil no nos planteará ningún problema de admisión a nuevos miembros en nuestro propio circo mediático.

Por no hablar de la socorrida frase atenuante tras una ruptura sentimental: “Lo hemos dejado, pero hemos quedado como amigos”. Seguro que tu ex, ahora flamante amigo, estará encantado de escuchar, con todo lujo de detalles, la historia de la última persona con la que te acostaste y con la que planeas iniciar un romántico affaire.

A nadie se le ocurriría banalizar con palabras como “pareja” o “novio/a”, o incluso “amante”: cada una de ellas se emplea de manera especial y no se toma a la ligera, pero generalmente no sucede así con la palabra “amigo” o “amistad”, definida por la RAE como “afecto personal, puro y desinteresado, compartido con otra persona, que nace y se fortalece con el trato”.
En la actualidad, parece cada vez más aceptado que alguien no tenga pareja. Nos parece algo natural y a nadie se le debería ocurrir burlarse de una persona por el hecho de que esté soltera. Pero pobre de aquel que no tenga amigos. Menudo bicho raro. Alguien podría argumentar que es probable que estas personas elijan cautelosamente con quien ocupan su tiempo, y quizás les baste con su mundo interior, sus relaciones familiares y/o su pareja, que no es poco, sumado a los contactos sociales que ya de por sí mantenemos irremediablemente en nuestra existencia diaria: el trato ineludible con los compañeros de trabajo, la dependienta con la que hablamos día a día en la panadería, o el fisioterapeuta que semanalmente alivia nuestro dolor de espalda. Pues no, en la sociedad actual esto no parece suficiente. Más es más, y cuantos más eventos y más personas revoloteando a nuestro alrededor, mejor.

No obstante, observo frecuentemente que cuando un amigo pasa a un estadio más íntimo con otra persona, llamémosle relación sentimental, los dos recién enamorados se vuelcan totalmente el uno con el otro, llegando a desaparecer del mapa, olvidando así su mundo social anterior y con él, a las supuestas amistades. “No tengo tiempo” es lo que normalmente contesta cuando reclamo su atención. ¿Acaso es la amistad un sustituto pasajero hasta que llega el verdadero amor?
Compatibilizar y alternar momentos de amor en pareja con momentos de amistad verdadera parece el ideal, pero en los tiempos que vivimos, con numerosas obligaciones y escasez de tiempo libre para compartir con los demás, ¿cuál anteponemos?
Una amistad puede terminar deteriorándose por la distancia, la disparidad de aficiones, que cambian con el tiempo, y especialmente por la evolución personal de cada uno. Con el deterioro, si bien no hay mal rollo aparente, el pasotismo es mutuo y los dos antiguos grandes amigos pasan inexorablemente a convertirse en meros conocidos.

¿Se rompe con los amigos de la misma forma que con las parejas? Lindezas como “No me aportas lo suficiente” o “No tenemos casi nada en común” son razones socialmente aceptadas a la hora de querer poner punto y final con un novio/a para seguir adelante por caminos diferentes. Es de suponer que también deberían valer para nuestros amigos más íntimos.
En teoría, el amor no se busca, y obviamente la familia no se elige, pero se suele decir que los amigos sí son fruto de elección. En ocasiones, conocimos a nuestros amigos hace ya mucho tiempo, durante el cual hemos crecido y evolucionado, separándonos cada vez más unos de otros, pero seguimos enquistados en este tipo de relaciones, muchas veces por inercia.

El tiempo es oro y no podemos permitirnos el lujo de perderlo con cualquiera, por muy buenos momentos que pasáramos en el pasado. De recuerdos no vive una relación, cualquiera que sea. 

Los años pasan y hay que aceptar y aprender a pasar página. ¿Amigos para siempre? Por compromiso no, gracias.

(Artículo publicado en AllegraMag)

martes, 16 de abril de 2013

Mi pasarela oculta


Comparto con vosotr@s un artículo que escribí el año pasado y que hoy publica, de nuevo, la Revista Digital AllegraMag. Poco podía imaginar que aquellas palabras supondrían el inicio de mi primera novela,  #Agregados a la otra realidad, autopublicada en Amazon recientemente.




Me resulta una experiencia excitante escuchar canciones trance del estilo de Armin Van Buuren con voces hipnóticas y desfilar cual Naomi Campbell por el pasillo de mi casa al tiempo que mi conciencia se evade.

Sé andar cruzando las piernas con mis tacones imaginarios de palmo y medio. O eso me digo. Punta y tacón. Punta y tacón. Recojo premios y doy “speeches” de agradecimiento en perfecto inglés, francés o el idioma que se tercie en el país en el que me encuentre en ese momento de ensoñación. Por supuesto, concedo entrevistas. Porque eso hacen las estrellas, ¿no?
“¿Será una señal de frustración?”, me pregunto a veces. No deja de ser una fantasía esporádica, sólo que, en lugar de tener índole sexual, en mis fantasías flirteo con la fama, y como sucede en ocasiones con las primeras, no siento la necesidad de hacerla realidad. Y es placentera. Me permite exorcizar todos mis demonios de manera temporal. Algo de prohibido o nocivo tendrá. ¿Indicará algún desorden mental? Ahora no me lo planteo. La melodía se apodera de mí, me impide pensar.
En el perímetro de mi vivienda, o más bien de mi habitación, soy famoso, pero que muy famoso. ¿Talento? Ninguno, no tengo ni la menor idea de qué actividad podría desempeñar en este mundo de espectáculo que me he creado, supongo que no es más que un pequeño matiz, así que no reparo en él. Estoy demasiado ocupado recogiendo Oscars, Grammys, y demás estatuillas.
La música sigue sonando. Debo estar flotando. Y vuelvo a recorrer mi habitáculo. Ya van varias veces, y como sucede con el Barco a Venus de Mecano, todo ocurre sin salir de mi cuarto.
Ahora dirijo unas miradas a la pared donde se apoya el cabecero de la cama. Sí, justo ahí donde deberían estar agolpadas hileras y más hileras de personalidades, medios de comunicación, fans y demás, todos con la mirada puesta en mí. Creo que voy a sacarme yo mismo unas cuantas fotos con la cámara que guardo con recelo en mi mesita. Es un buen momento. Esbozo una sonrisa triunfadora. Ahora un guiño. Unos morritos. Ésta me ha quedado bien. Con suerte y un poco de Instagram puede que quede mona y la pueda subir a mi perfil de Facebook cuando vuelva a la Tierra. Esta canción no me inspira. Mejor la paso. Éste es un temazo. Que suene más alto. Vuelta y vuelta. Creo que el desfile va a terminar de un momento a otro, al menos por hoy.
Si me estuvieras mirando me sentiría ridículo. Muy ridículo. Pero ahora nadie observa. Y éste-ésta-esto también soy yo.

sábado, 13 de abril de 2013

El principal riesgo de autopublicarse es el hecho de no contar con ningún tipo de promoción por parte de un tercero. El autor es su propia editorial y, como tal, debe autopromocionarse.
Me gustaría mostraros algunos ejemplos de páginas web que se han hecho eco de mi primera novela #Agregados a la otra realidad y a los que estoy muy agradecido.







Viaje por carretera

Escribí el relato que leeréis a continuación para participar en el I CONCURSO LITERARIO MICRO-RELATOS LGTBI celebrado en Alicante en enero de este mismo año. Aunque no gané, considero que os puede gustar y por eso lo comparto con vostros.

Precisamente, ayer mismo fue publicado en AllegraMag, revista digital que dirige la escritora Lucía Etxebarria y en la que participé con algún que otro artículo en 2012, hecho que me animó a escribir y a desarrollar la historia de #Agregados a la otra realidad.


VIAJE POR CARRETERA

El prometedor paisaje de tus primeros años de juventud se vio empañado por una lluvia intempestiva. A través de aquellos turbios cristales, parecía que jamás contemplarías la primavera.
La conducción a lo largo de carreteras secundarias, sorteando obstáculos y serpenteando por interminables curvas, te llevó a considerar escapatorias fúnebres que requerían un mero volantazo. Afortunadamente, decidiste proseguir tu camino, fiel a tu carril y a la espera de la ansiada salida a tu autovía vital.

Tu solitaria travesía se vio sorprendida por inesperadas incorporaciones, materializadas en forma de amores juveniles que rechazaste indeciso y que desencadenaron bruscos adelantamientos que sufriste silenciosamente. Rebasado y presionado a abandonar la vía, te quedaste atrás en el mundo. Desubicado, sin rumbo, carecías de aquel invisible GPS del que todos a tu alrededor parecían disfrutar.
Manteniendo una ridícula velocidad, preferías continuar tu recorrido entre tinieblas, inmerso en una neblina que garantizara tu invisibilidad, evitando que tu particular manera de amar y sentir fuera interceptada por el implacable radar externo.
Las luces de largo alcance te cegaban sobremanera al mirar atrás. Aquel espejo, de cuyo reflejo no podías huir, y el tiempo, que seguía arrancándote segundos, te lanzaban avisos de alerta que se sucedían incesantemente: «Abandona el túnel perenne en el que te camuflas. Hay un rayo de sol resplandeciente esperándote. Únicamente debes desear verlo».


Durante el extenso itinerario, las montañas ancestrales que descansan a un lado de la carretera y las embravecidas aguas que sacuden las rocas en el horizonte marino, te recuerdan que solo estamos de paso en este viaje. Es hora de pisar el acelerador, alcanzar la velocidad merecida y brillar con luz propia.
Quiérete. Quiéreme. Quiérele. Y no preguntes por qué. Nunca importará a quien elijas amar.


Por fin, repostaste combustible y dejaste el miedo abandonado en la cuneta frente a aquella destartalada gasolinera. Tus experiencias pasadas fueron enterradas eternamente en la guantera. Ahora, te dispones a rebasar el preciado peaje hacia la libertad.
Graba en tu memoria el recuerdo de este momento de renacimiento: libre, subes el volumen de la música, cantas con todas tus fuerzas, sonríes, dejas escapar lágrimas de emoción, bajas la ventanilla y el aire penetra en tu alma. Vives.
Rectas ascendentes y pendientes acusadas se presentan ante ti en esta, la carretera de la vida. Agarra fuerte el volante y mantén tu cinturón abrochado.
 
 ¿Próxima parada? Tu felicidad y la de aquellos con quien decidas compartirla.

jueves, 11 de abril de 2013

Bienvenid@ a mi blog

¡Hola!

He creado este blog con la ilusión de compartir contigo, querido lector, mi primera novela de temática LGTB publicada muy recientemente en Amazon.es #Agregados a la otra realidad



#Agregados a la otra realidad nos presenta a Ángel, Mario y Miguel, tres jóvenes veinteañeros que buscan vías de escape a la realidad que se les presenta diariamente en la ciudad de Alicante (España). Un trabajo como drag queen en un local de ambiente, los excesos con el alcohol o la infidelidad pactada en una pareja poco convencional, junto a las salidas nocturnas y el uso de las redes sociales, constituyen algunas de las herramientas de evasión de los tres protagonistas.

La novela evolucionó como si se tratara de un disco al que fui añadiendo diversas canciones que tomaron la forma de capítulos y para los que tejí un hilo conductor de modo que no se quedaran en meros relatos cortos. La historia, a su vez, cuenta con muchos elementos autobiográficos o está inspirada en vivencias de personas muy cercanas a mí.

La búsqueda del amor verdadero huyendo de los convencionalismos, los mecanismos de supervivencia de una pareja al cabo de varios años de relación o la decepción que suponen las altas expectativas depositadas en el mundo profesional son algunos de los temas que he desarrollado en este libro.

#Agregados a la otra realidad vio la luz en Amazon el 1 de abril de 2013 y espero que su lectura te provoque reflexión y entretenimiento a partes iguales.

Para leerla no necesitas tener un ebook Kindle; también puedes hacerlo desde el ordenador, la tablet, el iPAD o a través del móvil, mediante la app gratuita “kindle” que se encuentra en el Play Store. Si tienes curiosidad, puedes descargarte gratuitamente las primeras páginas.

Espero que te guste. Seguimos en contacto. Bienvenid@ a la otra realidad.

David