Precisamente, ayer mismo fue publicado en AllegraMag, revista digital que dirige la escritora Lucía Etxebarria y en la que participé con algún que otro artículo en 2012, hecho que me animó a escribir y a desarrollar la historia de #Agregados a la otra realidad.
VIAJE POR CARRETERA
El prometedor paisaje de tus primeros años de juventud se vio empañado por una lluvia intempestiva. A través de aquellos turbios cristales, parecía que jamás contemplarías la primavera.
La conducción a lo largo de carreteras secundarias, sorteando obstáculos y serpenteando por interminables curvas, te llevó a considerar escapatorias fúnebres que requerían un mero volantazo. Afortunadamente, decidiste proseguir tu camino, fiel a tu carril y a la espera de la ansiada salida a tu autovía vital.
Tu solitaria travesía se vio sorprendida por inesperadas incorporaciones, materializadas en forma de amores juveniles que rechazaste indeciso y que desencadenaron bruscos adelantamientos que sufriste silenciosamente. Rebasado y presionado a abandonar la vía, te quedaste atrás en el mundo. Desubicado, sin rumbo, carecías de aquel invisible GPS del que todos a tu alrededor parecían disfrutar.
Manteniendo una ridícula velocidad, preferías continuar tu recorrido entre tinieblas, inmerso en una neblina que garantizara tu invisibilidad, evitando que tu particular manera de amar y sentir fuera interceptada por el implacable radar externo.
Las luces de largo alcance te cegaban sobremanera al mirar atrás. Aquel espejo, de cuyo reflejo no podías huir, y el tiempo, que seguía arrancándote segundos, te lanzaban avisos de alerta que se sucedían incesantemente: «Abandona el túnel perenne en el que te camuflas. Hay un rayo de sol resplandeciente esperándote. Únicamente debes desear verlo».
Durante el extenso itinerario, las montañas ancestrales que descansan a un lado de la carretera y las embravecidas aguas que sacuden las rocas en el horizonte marino, te recuerdan que solo estamos de paso en este viaje. Es hora de pisar el acelerador, alcanzar la velocidad merecida y brillar con luz propia.
Quiérete. Quiéreme. Quiérele. Y no preguntes por qué. Nunca importará a quien elijas amar.
Por fin, repostaste combustible y dejaste el miedo abandonado en la cuneta frente a aquella destartalada gasolinera. Tus experiencias pasadas fueron enterradas eternamente en la guantera. Ahora, te dispones a rebasar el preciado peaje hacia la libertad.
Graba en tu memoria el recuerdo de este momento de renacimiento: libre, subes el volumen de la música, cantas con todas tus fuerzas, sonríes, dejas escapar lágrimas de emoción, bajas la ventanilla y el aire penetra en tu alma. Vives.
Rectas ascendentes y pendientes acusadas se presentan ante ti en esta, la carretera de la vida. Agarra fuerte el volante y mantén tu cinturón abrochado.
¿Próxima parada? Tu felicidad y la de aquellos con quien decidas compartirla.
No hay comentarios:
Publicar un comentario